sábado, 23 de noviembre de 2013

La primera ecografía


Una vez que el test de embarazo da positivo, la siguiente pregunta es: ¿cuándo debo realizar mi primera ecografía? 



Pues bien, las sociedades profesionales ginecológicas recomiendan la primera ecografía a partir de la semana 12 desde la última regla; puede parecer un poco tarde porque hasta los tres meses nadie ve cómo va el niño, pero el motivo es principalmente evitar sufrimientos innecesarios. 
Esto quiere decir que si la ecografía se hace demasiado pronto, es posible que no se aprecie latido en el feto, sin ser ello muestra de que hay un problema. Quizás unos días después el latido se empieza a notar o quizás se trata de un feto cuyo corazón nunca llegará a latir.

Además, si se realiza una ecografía temprana, pueden llegar a verse cosas que después no se verán como, por ejemplo, dos embriones que a las doce semanas será solo uno. Y también pueden no verse cosas que después sí se verán.
Otro argumento de por qué esperar hasta la semana 12, es que en la realidad y por desgracia, muchas mujeres sufren irremediablemente un aborto antes de acabar el primer trimestre, y por ello es mejor esperar para evitarse el sufrimiento de ver como pierdes a ese bebé que hasta hace poco observabas en la pantalla de la ecografía.

¿Qué se observa?

La mayoría de las futuras mamás aseguran que es en la primera ecografía cuando toman conciencia de que verdaderamente están embarazadas. 

Una ecografía temprana sirve para confirmar el embarazo y descartar así un posible falso positivo del test. También se confirma el estado y el tamaño del saco gestacional y la presencia de embrión con latido.

A partir de la semana 12 se observa cómo se va definiendo el perfil del bebé, sus primeros movimientos, cómo succiona su pulgar, cómo abre la boca y deglute, cómo respira.



 La futura mamá puede observar cómo late el corazón de su bebé, lo que constituye un momento de gran emoción y que siempre quedará en el recuerdo :)



¿Saberlo todo desde el principio o esperar a la semana 12?
La diferencia entonces está en o bien tener toda la información (haciendo ecografías tempranas), aún a riesgo de llevarte un buen susto o tener que esperar a una segunda para confirmar que todo va bien; o no hacer ninguna ecografía y dejar la incertidumbre de si todo va bien o mal hasta la semana doce.
Por lo tanto, cada pareja debe decidir cuánta información quiere tener al respecto. 




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