sábado, 21 de diciembre de 2013

Posición de la cabecita del bebé para dormir

Para dormir, para jugar, para curiosear... el bebé necesita una posición diferente para cada actividad. Veamos cuándo hay que cambiarle de postura.

Cómo acostar al niño

La imagen de un bebé durmiendo boca arriba y con los brazos y piernas abiertos y relajados nos proporciona una agradable sensación de paz, tranquilidad y ternura.
Pero hay más, esta postura, recomendada desde hace algunos años por los pediatras de todo el mundo, ha salvado la vida de muchos niños. Hasta que se descubrió que dormir boca abajo podría ser un factor más en provocar el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL), era muy habitual acostar al niño sobre su tripita: se creía que de esta forma expulsaba mejor los gases y, si vomitaba, se evitaba su asfixia. Cuando se comprobó que, por el contrario, eso no hacía más que aumentar el riesgo de asfixia, se recomendó cambiar la posición, al menos durante el descanso del bebé.
Según las últimas investigaciones, una anomalía en una parte del cerebro que controla la respiración, el ritmo cardiaco y el despertar podría ser la causa del SMSL. Cada año mueren por este síndrome aproximadamente siete de cada 10.000 bebés durante los primeros meses de vida. Y eso que ha descendido en más de un 50% desde que los niños duermen boca arriba.

Consejos para prevenir la muerte súbita

Pero para prevenir la muerte súbita mientras el pequeño duerme, además de colocarle boca arriba, hay que tomar otras medidas:
  • Si tiene reflujo, conviene que el colchón esté elevado unos 45 grados.
  • Dentro de la cuna no debe haber juguetes.
  • Las almohadas están totalmente desaconsejadas.
  • El colchón ha de ser firme, nunca blando o demasiado mullido.
  • Es fundamental no abrigarle demasiado. Debemos evitar el exceso de ropa y temperaturas elevadas en su habitación.
  • Fumar o tomar drogas durante el embarazo y la lactancia es altamente peligroso.
  • Por último, hemos de mantener limpio el ambiente, no permitir que se fume y preparar su habitación con antelación (si se va a pintar, hacerlo al menos una o dos semanas antes de su llegada a casa).

Inconvenientes


  • Tener al bebé acostado boca arriba durante varias horas al día ha provocado un aumento importante de casos de plagiocefalia, que es la deformación del cráneo, e incluso de un lado de la cara, por una presión constante sobre la misma zona de la cabeza. Al estar tanto tiempo apoyado sobre el colchón de la cuna o el cochecito, la cabeza, sumamente blanda y con las suturas y fontanelas aún abiertas, se va deformando y aplanando poco a poco, sobre todo en la zona superior de la nuca.
  • Por eso, la posición boca arriba mientras duerme no debería mantenerse sobre un punto de apoyo fijo del cráneo, sino que de vez en cuando conviene realizar cambios de postura, alternando el giro de la cabeza hacia derecha e izquierda. El resto del día, mientras el niño esté despierto, conviene cambiarle de postura, cogerle en brazos y también colocarlo boca abajo.
  • Estar con la barriguita sobre el colchón, además de prevenir la deformación de la cabeza, es sumamente beneficioso para el desarrollo del bebé. Colocarle boca abajo algunos ratos al día le ayudará a conseguir una buena extensión de la columna. Además, podrá adquirir progresivamente el tono muscular necesario para, primero, sujetar la cabeza y, posteriormente, lograr desarrollar otras destrezas como darse la vuelta o gatear.
  • Gracias a este ejercicio continuado, a medida que vaya creciendo, el pequeño adquirirá mucha más fortaleza y coordinación en los músculos de la parte superior del cuerpo.
  • Además, desde el punto de vista sensorial, esta posición le proporciona una perspectiva diferente y completamente nueva de todo lo que le rodea. Eso sí, tiene que estar despierto y vigilado constantemente. Y otra cosa a tener en cuenta: es mejor ponerle boca abajo preferentemente antes de la toma, en especial durante los primeros meses de vida, en los que el esfuerzo que debe realizar para sostener la cabecita puede provocarle el vómito.
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¿Cómo serán los ojos de mi bebé?

Te explicamos como los genes determinan el color de ojos de tu bebé.

Seguro que ya sabes que la genética determinará su color de ojos, pero aún así, no es tan fácil como sumar y dividir los rasgos de los padres.
Los expertos estiman que hay entre 60.000 y 100.000 genes (que componen el ADN) en los 46 cromosomas de un ser humano. Un bebé hereda 23 de la madre y 23 del padre.
Con todas las posibles combinaciones genéticas, ¡un bebé tiene el potencial de producir 64 billones de niños diferentes! Eso debe darte una idea de lo imposible que es predecir la apariencia de tu bebé.

Con respecto al color de ojos, si sólo hubiera un par de genes que lo determinase, habría tan sólo tres colores como máximo: marrón, azul y quizá verde.
Pero hay una amplia gama de tonos diferentes porque el color de ojos es una características poligénica

El color depende de la cantidad de melanina, o pigmento marrón, en el iris. Los ojos oscuros tienen mucho, los azules muy poco, y los otros colores, como verde y avellana, tienen cantidades variables. 

Diferentes genes determinarán la cantidad de pigmento marrón que heredará tu bebé y donde aparecerá en el ojo (el color del centro del iris puede ser diferente al del borde), y por eso las posibilidades son inmensas. De hecho, no es insólito que padres de ojos azules tengan un hijo con ojos marrones.

Trabajo y embarazo

¿Puedo trabajar hasta el final de mi embarazo?

Si tienes buena salud, llevas un embarazo normal y trabajas en un entorno seguro, puedes trabajar hasta el día del parto o pocos días antes. 

Hacia el final de la gestación quizás te canses más fácilmente, por lo que es recomendable que no te esfuerces mucho. Y tampoco te fuerces a seguir trabajando hasta el último segundo: si puedes permitirte empezar la baja por maternidad una semana o dos antes de la fecha prevista para dar a luz, aprovecha ese tiempo para reposar, prepararte para el nacimiento del bebé y relajarte un poco. 

Revisa también las condiciones de la incapacidad por maternidad en tu país. En algunos países, como México, las leyes requieren que la incapacidad comience algunas semanas antes de la fecha probable de parto



¿Y si tengo un trabajo que exige mucho esfuerzo?

Según qué profesión tengas, quizás te veas obligada a adoptar algunos cambios en tu trabajo mientras dure el embarazo. Algunos estudios muestran que las mujeres que trabajan en ocupaciones que exigen mucho desgaste físico durante el embarazo —levantando cosas pesadas, estando paradas por largos periodos, con horarios irregulares o excesivos, amén de otras variables — tienen más probabilidades de dar a luz prematuramente, tener niños con bajo peso al nacer y desarrollar presión arterial alta durante la gestación. 

Si tienes un trabajo físicamente exigente tendrás que decidir cómo balancearlo con tu estado actual. Lo mejor sería que asumieras una actividad menos dura durante los meses que estás encinta. Por ejemplo, puedes proponer intercambiar funciones con una compañera que desempeñe tareas de escritorio, y que ella haga las labores que exigen caminar o estar parada. 

¿Qué debo hacer si trabajo cerca de sustancias tóxicas?

Si trabajas en un entorno donde puedas entrar en contacto con sustancias peligrosas para la salud reproductiva como el plomo o el mercurio, productos químicos como disolventes, ciertos agentes biológicos, o estás expuesta a radiación, necesitas cambiar de puesto de trabajo, sin ninguna duda, preferiblemente incluso antes de la concepción del bebé. Todos estos elementos son teratógenos, es decir, son agentes susceptibles de causar abortos espontáneos, partos prematuros, malformaciones estructurales congénitas y un desarrollo anormal del bebé y del niño, incluso si entras en contacto con ellos antes del embarazo. 

¿Qué complicaciones me podrían forzar a dejar de trabajar?

Ésta es una lista de las afecciones o factores de riesgo más comunes que pueden obligarte a dejar de trabajar o a reducir tus horario laboral durante el embarazo: 
  • Si corres peligro de tener un parto prematuro. Esto abarca a las mujeres que esperan gemelos o más bebés.
  • Si sufres de presión arterial alta o tienes riesgo de preeclampsia.
  • Si sufres una insuficiencia cervical o tienes un historial de abortos espontáneos cerca del término.
  • Si tu bebé no se está desarrollando correctamente.


¿Qué hago si mi jefe no me apoya?

Algunos jefes son muy comprensivos con las empleadas encintas y hacen todo lo posible por facilitarles el trabajo. Otros tienen menos consideración. Y hay quienes hacen comentarios groseros o se quejan abiertamente de las dificultades que les causan los embarazos de sus empleadas. Pero ninguno tiene derecho a discriminarte por estar embarazada. 

Es posible que en tu país tu jefe no tenga por qué darte más descansos que a los demás ni cambiar tu horario. Si crees que tu jefe es especialmente duro contigo, la decisión de seguir trabajando allí depende de ti y de lo que sea mejor para tu familia y el bebé. 


Los primeros dientes de mi bebé


El proceso de dentición normalmente comienza a partir del quinto mes de vida pero nosotros no veremos los primeros dientes de leche hasta el sexto u octavo mes, en dependencia del ritmo de desarrollo que siga cada bebé. Normalmente se trata de un proceso doloroso y molesto para el pequeño por lo que éste se mostrará con frecuencia inapetente e irritable.

Signos que indican la aparición de los dientes


Los primeros dientes en empezar a brotar son los incisivos inferiores. Éstos comenzarán a percibirse cuando las encías se muestren inflamadas, enrojecidas y con una leve coloración blanquecina de fondo que indica la llegada de los primeros dientes.
Por lo general, se trata de un proceso bastante molesto y doloroso que inquieta tanto al bebé como a sus padres, si bien se debe aclarar que todos los pequeños no lo viven de igual manera.


 No obstante, lo más usual es que el bebé se muestre ansioso, que pierda el apetito, que intente llevarse a la boca todo lo que esté a su alcance para controlar el dolor y que incremente la salivación natural. Incluso en algunos casos puede aparecer una ligera fiebre y enrojecimiento de algunas zonas de la piel.

¿Qué hacer?


Cuando los primeros dientes del bebé estén a punto de salir, seguramente se sentirá adolorido y molesto para lo que intentará llevarse a la boca todo lo que encuentra a la mano para calmar su dolor.
 Por eso será oportuno darle un mordedor para bebé (sobre todo los que llevan agua en su interior) para que el pequeño pueda apretar sus encías sin hacerse daño.

De igual manera, se recomienda que los padres le den suaves masajes en las encías para aliviar las molestias.

Se deberá estar atento además al constante babeo del bebé, pues en algunos casos puede provocar sarpullido en la zona del cuello, la barbilla y el pecho. Simplemente deberás secar continuamente al pequeño y cambiarle el babero cuando esté mojado para evitar que la zona se irrite.
En caso de que aparezca una ligera fiebre o si el bebé muestra signos de dolor que no se calma con nada, será oportuno acudir a un pediatra.