sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Cómo darle medicamentos a tu niño de manera segura y eficaz?

Los niños son más sensibles a los medicamentos que los adultos. Incluso los medicamentos de venta sin receta médica más inofensivos podrían resultar ineficaces o dañinos para tu pequeño. Aquí te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a darle a tu niño los medicamentos con confianza. 



¡Consulta a los expertos!

Consulta con el farmacéutico o con el pediatra acerca del medicamento que le darás a tu niño. Si se trata de un medicamento prescrito por el médico, investiga cuál es su acción específica y qué efectos secundarios podría tener. Averigua cuándo debería empezar a surtir efecto y por cuánto tiempo se lo deberías dar. 

Ten en cuenta lo siguiente: 
• ¿Interactuará este medicamento con alguna otra medicina que esté tomando tu pequeño? 
• ¿Qué deberías hacer si te olvidas de darle a tu hijo una dosis? 
• ¿Necesitas guardar el medicamento en el refrigerador o simplemente lejos del calor o la luz? 
• ¿Es necesario mantener a tu niño alejado de la luz solar mientras está bajo los efectos del medicamento? 
• ¿Se lo puedes dar con las comidas, o deberías evitar ofrecerle a tu pequeño ciertos alimentos junto con el medicamento? 


Algunas medicinas deben tomarse después de la comida mientras que otras con el estómago vacío. Otras, el organismo las absorbe mejor si son acompañadas con determinados alimentos. 




Antes de que te vayas a tu casa, asegúrate de entender bien la dosis y cómo y cuándo dársela a tu niño

Si estás pensando en darle a tu hijo un medicamento de venta sin receta, primero pregúntale al médico o farmacéutico si es seguro para tu hijo. Si en el envase no se especifica una dosis para niños, podría no ser apropiado. Y recuerda preguntar por los posibles efectos secundarios y las interacciones con otros medicamentos. 

Y no dejes de avisarle al médico y al farmacéutico acerca de las alergias que pudiera tener tu niño


Administra la dosis correcta

Solamente el 30 por ciento de las personas a cargo del cuidado de los niños pudieron identificar y medir de forma precisa la cantidad correcta de los medicamentos para sus niños. 


¿Cómo puedes estar segura de que tu bebé está tomando la cantidad de medicamento que necesita? 

Aquí tienes algunos detalles más para tener en cuenta: 

• Lee las instrucciones con mucha atención. 
• Presta mucha atención a los números que se incluyen en las instrucciones. 
• Ten cuidado con los medicamentos concentrados. 
• Conoce el peso de tu pequeño. 
• Asegúrate de agitar los medicamentos líquidos. 
• No confundas cucharaditas con cucharadas. 
• No hagas cálculos mentales.
• No exageres. 
• Llama al médico si observas cualquier efecto secundario inesperado.
• Qué hacer si tu niño no retiene el medicamento. 
• Otras recomendaciones importantes.
 Es fundamental que no le des a tu hijo la receta de otro niño, ni una receta vieja y nunca le des aspirina, porque podría producir una enfermedad grave denominada síndrome de Reye. Y échale un vistazo a nuestro artículo sobre medicamentos que no debes darle a tu bebé. 


¿Qué hacer para que tome la medicina?

Quizás tu niño se resista a tomar el medicamento, especialmente si su sabor no es muy bueno. Si ese fuera el caso, tal vez te convenga consultar con el farmacéutico acerca de los preparados saborizados (que le darán al medicamento diferentes gustos), para hacer que el remedio sea más agradable a su paladar. 

Sin embargo, no agregues el medicamento a un biberón de leche o a un vaso de jugo. Si el niño no se lo toma todo, no recibirá la dosis completa. 

 

Si tu niño ya tiene edad para ingerir sólidos, otra alternativa es consultar con el médico para ver si puede recomendarte o recetarle la medicina en comprimidos. Así podrás triturarla y mezclarla con un poco de yogurt o puré de manzana. 

Trata de darle la medicina a tu niño con entusiasmo pero no llames al medicamento “caramelo". Si le dices que el medicamento es una golosina, tal vez te ayude a dárselo sin ninguna dificultad la primera vez. Pero este truco puede ser contraproducente porque si por casualidad el niño se topa con el envase, quizás decida tomarse todo “su caramelo”. 



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