jueves, 12 de diciembre de 2013

Mitos sobre los bebés

Las leyendas sobre los bebés pasan de generación en generación aunque no tengan ningún fundamento. Y ocurre incluso en nuestros tiempos, donde la ciencia tiene respuesta para casi todo. Por eso hemos acudido a ella, a la ciencia, para conocer si la sabiduría popular es tan sabia como la pintan.


1. ''Los niños prematuros tienen una salud más fuerte''
La verdad es que en muchos casos los bebés prematuros superan de forma asombrosa dificultades relacionadas con su escaso desarrollo al nacer. Pero conseguir salir airosos de su lucha no significa que vayan a tener un organismo más fuerte en el futuro. Lo que sí es cierto es que su velocidad de crecimiento y maduración comparada es mayor, que no mejor. Lo habitual es que enfermen un poco más, pero una vez que alcanzan la edad en que se igualan en desarrollo físico y neurológico, son prácticamente iguales que un niño nacido a término. Tanto su inteligencia como su fortaleza van a depender de factores genéticos y de estimulación.

2. ''Si es muy precoz al caminar, se le darán bien los deportes''
Es un mito extendido, pero sin fundamento. Que un niño camine relativamente pronto no influirá en su psicomotricidad futura. La edad en la que el pequeño da sus primeros pasos y comienza a caminar viene determinada por muchos factores, entre los que destacan su grado de madurez y factores ambientales.

3. ''La longitud de las piernas revela la altura que tendrá de adulto''
Unas piernas largas al nacer no aseguran una estatura por encima de la media. La altura que alcanzará un niño en la edad adulta depende de la herencia genética y está relacionada con la estatura de sus antepasados, la alimentación, la salud y el estilo de vida. Así que la talla con la que nace un bebé no tiene por qué marcar la estatura que alcanzará de mayor: depende exclusivamente del tamaño de la cavidad uterina y de la nutrición durante el periodo fetal.

4. ''Los bebés saben nadar por instinto''
Si metemos a un recién nacido en el agua veremos que realiza movimientos rítmicos de brazos y piernas que nos recuerdan a la natación; además, al sumergirlos, se produce un cierre automático de las vías respiratorias por un reflejo de bloqueo de la glotis. ¿Significa que son expertos nadadores por instinto? La respuesta de los pediatras es rotunda: no. Su reacción se debe a un mecanismo reflejo de protección, el llamado reflejo natatorio, que es temporal: desaparece en los primeros meses de vida.

5. ''Para que el pelo crezca fuerte hay que cortarlo mucho''
Cortar el pelo es una decisión estética y no afecta ni a la calidad ni a la cantidad de cabello que tendrá en el futuro. El pelo tiene el mismo grosor tanto en la base como en la punta, pero debido al desgaste (lavado, peinado, roce...) sufre variaciones en las puntas. Por eso al cortarlo da la sensación de que es más grueso y más fuerte.

6. ''Los niños que empiezan a hablar antes son más inteligentes''
Hay niños que son más precoces que otros a la hora de desarrollar el lenguaje, igual que otros desarrollan ciertas habilidades a una edad más temprana. Pero eso no significa, ni mucho menos, que tengan un cociente intelectual más elevado. Cada pequeño tiene su ritmo y a medida que pasa el tiempo no se advierten diferencias con otros niños de aprendizaje más tardío. Que un pequeño comience a hablar antes o después depende de la genética y de la estimulación. Los bilingües o trilingües suelen tardar más en hablar, y ello no significa que sean menos inteligentes que los niños que hablan un solo idioma. Eso sí, un retraso llamativo en el habla debe ser valorado individualmente por el pediatra.

7. ''Los bebés con la cabeza más grande son más listos''
Es cierto que el crecimiento del cerebro del bebé como órgano se percibe en el aumento del perímetro craneal del bebé mes a mes, pero lo que cuenta es la eficacia de las conexiones neuronales, no el tamaño de la cabeza.

8. ''Un niño es inteligente si no lo son sus padres''
Es cierto que la inteligencia del bebé viene en parte determinada por su herencia genética, pero no se mantiene inmodificable en el tiempo. Si un niño posee genéticamente una inteligencia superior, pero no recibe los estímulos adecuados ni está rodeado en un ambiente que le brinde el apoyo apropiado, no podrá desarrollar sus capacidades correctamente.


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